Empecé a escalar con 18 años en 1978 y, gracias a mis padres, he practicado actividades en la naturaleza, del mar a la montaña, desde los primeros años de vida, aunque no lo recuerdo, me puse los esquís por primera vez con un año y medio. Siempre he considerado importante combinar el deporte con la cultura, así como el conocimiento de muchos deportes con la especialización. La dimensión vertical para mí ha sido un medio que me permitió alcanzar nuevos conocimientos, especialmente en el área motora y la relación con la naturaleza salvaje, pero también en el mundo interior y el espiritual. Por eso, en montaña me han apasionado todas las formas del alpinismo y de la escalada, buscando estímulos que me han llevado a realizar ascensiones innovadoras. Así, en 1982 nació la via Cavalcare la tigre en el Corno Piccolo del Gran Sasso y posteriormente, en el mismo macizo montañoso, otras vías de excepción como Golem, Baphomet o el Nagual e la Farfalla, en el Paretone del Corno Grande. Al mismo tiempo he buscado otros horizontes en el alpinismo invernal, lo que me llevó a realizar importantes ascensos invernales como Il Quarto Pilastro y l’Anticima,también en el Paretone del Corno Grande o el primer ascenso invernal al famosísimo Cerro Torre en Patagonia. Un recuerdo especial va para la actividad del montañismo exploratorio, con escaladas en montañas sin ascensiones previas en los Alpes de Stauning en Groenlandia y en Wadi Rum en Jordania. Siempre he considerado importante escalar también las más bellas vías abiertas por otros escaladores y alpinistas excepcionales, así que repetí los grandes itinerarios clásicos en el Mont Blanc y las Dolomitas, aunque también itinerarios modernos como Voyage selon Gulliver en el G. Cappuccin o la via del Pesce en la Marmolada. Nunca me ha gustado coleccionar vías y buscar las "primeras" a toda costa, y valoro como importante la experiencia humana y el respeto por la naturaleza que se obtiene cuando se realizan itinerarios lógicos. En Yosemite, por ejemplo, después de la Salathe hicimos la vía Astroman y sólo algún año más tarde descubrimos haber realizado la primera ascensión italiana.
A finales de los años 80 comencé a practicar Qi Gong, Tai Ji Quan y Shiatsu, excelentes disciplinas que proceden de la sabiduría de la cultura china antigua. Esto me permitió descubrir el arte del movimiento más natural y eficaz, además de lograr una mejor comprensión del cuerpo humano.
El Método ha nacido gracias a la integración de varios factores: la sed de conocimiento y aventura, la experiencia personal como escalador y alpinista, la pasión por una enseñanza genuina, el estudio de otras disciplinas deportivas y en particular de aquellas orientales mencionadas, aunque también los estudios clásicos.
De Sócrates, por ejemplo, he aprendido la importancia de la Mayéutica en la enseñanza, así como la concienciación de que un exceso de especialización puede hacerte más ignorante en lugar de mejor, si no va acompañada de un sentido de la humildad sobre el gran misterio que es la vida, de la sabiduría de quien sabe que no sabe, y consecuentemente investiga para conocer y comprender más.
En los últimos años también he trabajado en la educación de gestión, aplicando el enfoque y las "tácticas" del Método a la solución natural de situaciones difíciles a nivel de gestión.
Publiqué el libro L’Arte di arrampicare (El arte de escalar), ed. Mediterranee 1992, el documental L’Arte di arrampicare, SD Cinematografica 1998 y el manual Progressione su roccia para la Junta de Guías de Montaña, Vivalda editori 1998, que recibieron, respectivamente, los premios Coni (1994 y 1998) y el Cardo d’Argento del premio Itas en 1999 (Festival de Trento). En 2007 escribí las partes sobre la técnica de movimiento para el Manual de roca CAI, publicado en 2008.
